Colaboración del alumnado en el blog del centro, con una reseña biográfica y artística del compositor español Manuel de Falla.
Manuel de Falla
Sara Álvarez Hidalgo
Falla es sin duda uno de los más relevantes compositores españoles. En esta entrada comentamos brevemente su biografía, y nos centramos a continuación en su obra para piano.
Acontecimientos de su vida
Manuel de Falla nació en Cádiz el 23 de noviembre de 1876.
Falla comienza sus estudios musicales con lecciones de solfeo de su madre, que era pianista, y de su abuelo. También se interesó por la literatura y el periodismo y llegó a dirigir la revista literaria El Cascabel (1890) con 14 años.
En 1896, Falla ingresa en el Conservatorio de música de Madrid, donde estudia piano con el compositor José Tragó. Este dice de él: «un joven muy estudioso, muy concienzudo; de buenos talentos artísticos y al cual seguramente le está esperando un prometedor futuro en este difícil arte».
En 1899, Falla estrena sus primeras obras (entre ellas Romanza, Melodía, Sonata en sol y Serenata andaluza) y continúa componiendo y dando clases de piano debido a su situación económica. En este año también consiguió un premio de piano.
En 1901, conoce al compositor Felipe Pedrell, con quien efectúa sus estudios de escritura, y compone Cortejo de gnomos y Serenata en mi menor. En 1902 Falla estrena la zarzuela Los amores de Inés, la única que compuso que pudo estrenar.
Durante esta primera parte de su carrera musical, Falla es un puro continuador de Albéniz y Chapí, y por ello sus composiciones son folklóricas y románticas, común en la época. Sin embargo, se trasladó a París en 1907 (ya que es uno de los grandes centros culturales, en búsqueda de oportunidades, y conectar con las corrientes más innovadoras) y a partir de entonces surge una gran evolución en su música.
Conoce y se influye de Debussy, Dukas y sobre todo Ravel, especialmente de sus aspectos técnicos y presupuestos estéticos. Estos compositores se acaban influyendo mutuamente y Falla les muestra aquello que aprendió de Albéniz. Sin embargo, a pesar de la influencia francesa, no perdió su fidelidad con la música tradicional andaluza. Conoce también a Picasso y a Albéniz, que aunque conocía ya su repertorio, ahora lo conoce en persona y lo apoyó e introdujo en círculos relevantes de París.
En 1908 compone las Cuatro piezas españolas y conoce a Igor Stravinsky y Ignacio Zuloaga (pintor). Durante su periodo en París también viaja a Londres, Suiza e Italia para ofrecer conciertos. Se estrenaron obras suyas en España, París y Milán.
Su salud no fue muy buena y los inviernos de 1910 y 1911 la debilitaron más, lo que incrementó su fe. Padecía una enfermedad nerviosa relacionada con el estrés y tuvo que retirarse un pequeño periodo de tiempo a Arcachon (al sur de Francia), para recuperarse. Aprovecho para decir que Falla padeció distintos problemas de salud a lo largo de su vida, especialmente en sus últimos años: neurosis, problemas psicosomáticos, un estado depresivo crónico y problemas digestivos.
Al estallar la primera Guerra mundial, Falla regresa a Madrid donde estrena las Siete canciones populares españolas, en 1915 El amor brujo, y en 1916 Noches en los jardines de España. También estrena el ballet El sombrero de tres picos en 1919 en Londres.
En 1920 (44 años), Falla se trasladó a Granada, donde entabló amistad con artistas e intelectuales como Fernando de los Ríos y Hermenegildo Lanz, miembros de la tertulia El rinconcillo. Entabla amistad con Federico García Lorca y juntos, poco después, emprenden unos viajes por la provincia en búsqueda de canciones populares. En este viaje Lorca graba Las tres hijas junto a la cantante argentina Encarnación López.
Falla era además un amante del cante jondo, y junto a Lorca y Manuel Ángeles Ortiz organizó en 1922 un Concurso de Cante Jondo en la Alhambra, para recuperar el cante primitivo andaluz.
En 1923 funda la Orquesta Bética de cámara y participó en una representación de los «títeres de cachiporra» organizada por Lorca. Ese mismo día se representó el entremés de Cervantes La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón, instrumentada por el mismo Falla, y el auto sacramental del siglo XIII El misterio de los Reyes Magos.
En 1928 Falla es nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes en Granada. En 1931 recibió con entusiasmo la noticia de la proclamación de la Segunda República y fue nombrado primer director de la Junta Nacional de Música. Como creyente, Falla ve con horror los ataques a las iglesias de esos años y no dudó de expresar su desagrado públicamente por el hecho de que las autoridades no intervinieran.
Con el estallido de la Guerra Civil, Falla intentó salvar a sus amigos independientemente del bando que fueran. Fue al Gobierno Civil cuando Lorca fue detenido pero no logró su liberación. Sin embargo, sí consiguió salvar la vida de Gerda Leimdörfer, esposa judía del rector de la Universidad de Granada que fue fusilado en 1936.
En 1939 se marchó voluntariamente al exilio a Argentina. El régimen franquista le ofreció volver, pero el compositor enfermo y cansado se negó.
Sus últimos años los dedicó a intentar terminar su obra Atlántida, que nunca pudo finalizar (la acabaría su discípulo, Ernesto Halffter). La guerra civil nos privó de un Falla que pudo haber sido mucho más prolífico. Además, la obra de los compositores exiliados fue prácticamente desconocida en nuestro país a partir de este año.
Manuel de Falla acaba muriendo en Alta Gracia (Argentina) el 14 de noviembre de 1946, probablemente por un paro cardíaco.
Obra para piano
Falla no tiene tanta abundancia en su repertorio en comparación con otros, pero según los críticos, tiene tal grado de perfección que lo hace importante en la historia de la música. Entre sus piezas más importantes están El amor brujo, El sombrero de tres picos o Noches en los jardines de España. Su obra para piano no es extensa pero sí significativa. Los rasgos de su producción son la preocupación por la forma, concisión en la expresión y un ascetismo y espiritualización tardíos de la música que rozan el misticismo.
Obras de juventud
Sus primeras obras no son tan significativas:
- Nocturno (1896): obra temprana de juventud con influencia romántica de Chopin y Grieg.
- Mazurka en do menor (1899): inacabada.
- Serenata andaluza (1900): breve obra con tintes folklóricos andaluces.
- Canción (1900): melodía sencilla, con un lenguaje aún académico.
- Vals-capricho (1900): pieza ligera con influencias salonescas.
- Serenata en mi m (1901): breve, más madura que la anterior, en estilo nacionalista.
- Cortejo de gnomos (1901) pieza de juventud con fantasía y humor, con un estilo cercano a Grieg o Schumann.
- Allegro de concierto (1903-1904): inacabado, pretendía ser una obra más ambiciosa.
Como ejemplo, la Serenata en mi menor, interpretada por Guillermo González.
Obras maduras
9. Cuatro piezas españolas (1907-1908)
Primera obra de madurez pianística. Comenzó a componerla en 1907 en Madrid, y la acabó ya en París en 1908. Fue estrenada en noviembre de ese año por el pianista Ricardo Viñes en la Sociedad Nacional de Música, quien le sugirió al compositor que compusiera sus Noches en los jardines de España. Aún sufre la influencia de Albéniz, a quien están dedicadas y muere el año siguiente; pero esto ya se empieza a difuminar, y con ello la exuberancia de su escritura pero sin dejar ir la flexibilidad y pasajes virtuosísticos de Albéniz. Ya observamos cierta influencia de los compositores franceses que acaba de conocer, quienes estaban interesados en el proyecto y proponen al editor Durand que publique. Se considera que en esta obra ya Falla descubre y revela su verdadera personalidad.
Estas son la cuatro piezas:
- Aragonesa: con un ritmo ternario de jota, vitalidad y su característico tresillo en segundo tiempo con acentuación en el tercero.
- Cubana: con gracia indecisa y descuidado encanto. Ritmo de 3/4 alternando con 6/8.
- Montañesa: con sentimiento de nostalgia y sin expresión rítmica marcada. Recrea cantos populares y sonidos de campana por medios impresionistas.
- Andaluza: más audaz en su desarrollo armónico, más brillante y desgarradora hacia el centro hasta desvanecerse al final.
10. Fantasía Bética (1919)
A pesar de ser una obra notable sólo figura en pianistas españoles. Se compone por encargo de Arthur Rubinstein, quien la estrenó en Nueva York en 1920. El título alude a Bética, antigua Andalucía en tiempos de Imperio Romano. En ella estiliza los caracteres folclóricos y modos de la música española tradicional. Contiene además de cierta melancolía, ritmos flamencos y explora formas de cante jondo, sometidos a una técnica inspirada en la guitarra (arpegios rasgueados, notas repetidas).
De forma libre, adopta el dibujo A B A: exposición de dos temas rápidos, un corto episodio intermedio como un canto lírico y dulce al estilo de Faurée, y la reexposición que apenas modifica A añadiendo acordes alternados entre ambas manos.
13. Pour le tombeau de Paul Dukas (1935): obra breve, densa y simbólica, homenaje al maestro francés. Representa el estilo final de Falla, más abstracto e interiorizado.
Otras obras y transcripciones
Finalmente, recopilamos aquí algunas otras piezas y arreglos para piano de Falla.
Transcripciones y arreglos
- Danza del molinero (extraída de El sombrero de tres picos)
- Danza ritual del fuego (extraída del ballet El amor brujo): muy conocida su versión de concierto para piano solo.
- Homenaje. Pour le tombeau de Claude Debussy (1920): obra breve para guitarra, pero que también transcribió Falla para piano. Es breve pero sutil y rica en evocación. Es una síntesis perfecta entre el estilo español y el refinamiento francés.
- Canto de los remeros del Volga (1922): versión pianística del canto ruso popular.
Piano a 4 manos
- L’amour sorcier (El amor brujo): versión reducida a 4 manos arreglada por Falla y Gustave Samazeuilh.
- El sombrero de tres picos, arreglos para dos pianos.
Esbozos, fragmentos y páginas sueltas
- Romanza sin título
- Ejercicios armónicos y bocetos sin terminar